Tal vez nacieron en los 20′ o los 30′, no lo recuerdo bien; tendré que revisar sus cédulas. Lo que sí está claro y fresco aún en sus memorias son sus recuerdos de aquella época; cuando ensillaban una bestia para cumplir una cita, recogían los alimentos de sus huertas, cocinaban en leña, usaban el ferrocarril, se casaban por matrimonios arreglados o con el amor del colegio. Ni hablar de las guerras, la educación, las fiestas y el sexo a escondidas (para los que se atrevían).
Sin duda, me resulta fascinante escuchar tantas historias que me conectan con el sentir de cada uno de estos personajes. No asombrándome más, el ver tanta espontaneidad en sus relatos mientras se desnudan porque hace mucho calor o me preguntan el nombre veinte veces seguidas.
Si usted ingresó a este blog para encontrar información formal acerca de esta enfermedad, lamento informarle que está en el lugar equivocado. Tal vez Google pueda ayudarle. Si lo que está buscando es conocer otra cara del Alzheimer, es usted bienvenido a descubrir las historias de vida de nuestros «pequeños gigantes» en un hogar geriátrico. ¡Puede continuar!